La Atalaya de Femés es el segundo pico más alto de Lanzarote. Situado a 608m sobre el nivel del mar, después de la subida a las Peñas del Chache, hoy tocaba hacer una pequeña excursión al pueblo de Femés y desde allí, alcanzar su Atalaya donde actualmente se encuentran numerosas antenas de comunicaciones del sur de Lanzarote.

Se trata de una ruta circular corta (6 kilómetros escasos, ida y vuelta) con un desnivel aparentemente pronunciado pero que, en realidad no lo es tanto: 272 metros de subida en 2.200 metros de recorrido (un 12%).

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Dejamos el coche en la iglesia más antigua de Lanzarote, la de San Marcial, para desde aquí comenzar el ascenso, primero por algunas calles del pueblo hasta acceder a un ancho camino por el que se ve transitan a menudo vehículos (supongo serán para el mantenimiento y trabajos en las antenas).

Femés
Subida Atalaya de Femés en verano 2016

Poco a poco empezamos a tener unas magníficas panorámicas sobre la zona a pesar del día que no es todo lo claro que me gustaría, pero divisamos perfectamente Puerto del Carmen, Playa Blanca, las Salinas del Danubio y el Golfo o el Parque Nacional de Timanfaya.  Casi al final de la subida, nos encontramos con sus conos volcánicos (551 m y unos 150m de diámetro) en los que me entretengo para recorrer sus perímetros y obtener algunas instantáneas.

La Atalaya de Femés tuvo su origen durante las primeras etapas eruptivas de la isla, que dieron lugar a las formaciones de los Ajaches. La orografía volcánica ha sido sometida a un desgaste durante millones de años modelando las formas del relieve de tal modo que se han suavizado algunas lomas y desarrollado barrancos que descienden directamente hacia el mar.

Me detengo a contemplar despacio el interior del cráter. Y en este punto, en vez de describir yo lo que veo, voy a transcribir el relato que hizo el profesor D. Eduardo Hernández Pacheco en su libro “Por los campos de lava. Relatos de una expedición científica a Lanzarote y a las Isletas canarias. Descripción e historia geológica. 1907-1908)”. Está a caballo entre las páginas 221 – 222 y dice así:

“El cráter es cerrado por todos lados y tiene un diámetro de medio kilómetro aproximadamente. La circunvalación forma hacia el interior un escarpe con una pendiente de unos 40º, estando el fondo elevado, según Simony, 544 m, lo cual da una profundidad a la caldera de unos 50 m bajo la cumbre del reborde. Dicho reborde está roto en dos sitios y dejó salir dos potentes corrientes lávicas, una hacia el Oeste que se expansionó por la llanura del extremo Sur de la Isla formando altas terrazas en una de las cuales está edificado el grupo de casas de Las Breñas y la otra que corrió rellenando el fondo del valle de Fenauso hasta cerca de su abertura próxima y Yaiza.

En el interior de la caldera existe otro cráter pequeño de fondo plano y cultivado y cuyo reborde circular es poco elevado, según Simony de unos 60 m de diámetro. Se comprende que en la actividad del volcán Atalaya ha dominado muy principalmente la fase de erupciones lávicas con emisiones muy potentes y hasta cierto punto con tranquilidad, es decir, sin las violentas explosiones que en otros volcanes de la Isla han quebrado y roto, convirtiendo en ruinas los conos. Aquí parece ser, a juzgar por el aspecto, que la lava llenó la gran cuenca cratérica y se derramó por las pendientes; reconociendo el cráter pequeño interior un origen secundario y abierto al fin de la erupción que produjo la gran expansión lávica de Las Breñas y valle de Fenauso, formado en otra erupción posterior.”